PADRE

Él que me dió la vida
reniega ahora de mi compañía.
Hubo un tiempo en que era su mundo,
su alegría al igual que lo fue en la mía.

Con sus pequeñas atenciones,
cariño, besos, conformaba
un universo único lleno
de luz y estrellas.

Deseando que llegara ese
momento cada día,
haciendo de él
lo más bello que tenía.

Crecimos y ese amor se alejó
de golpe desgarrador,
dejando huérfano al corazón
de amor paterno.

Desde entonces ha sido ilusión,
aquello pasó y nada más queda
que el sabor amargo
de un amor interrumpido,
por no sé yo.



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