Relato: Malvivir debajo de un cajero 2

Fotografía: Fuente Internet  (1)                                          Fotografía: Manuela García (2)


En el mes de mayo de 2021, escribí en mi blog un relato verídico de una persona, mujer en este caso, senegalesa, malviviendo debajo de un cajero exterior de un banco BBVA. Me preocupaba que le había ocurrido. ¿Dónde se encontraba?. Quise pensar que volvió a su país Senegal, como ella esperaba. Pues no. En el mes de julio me quedé parada al ver en la Gran Vía de Barcelona, a una persona parecida a ella, vestida de rojo y negro y arrastraba una voluminosa maleta, creí estar viendo un fantasma no quería confirmar que era ella, me quedé mirando un momento para otro lado y desapareció. Me dije no puede ser, tengo que ver si es ella o no. Cerca se encuentra el supermercado LIDEL, entré y la vi a medio pasillo de mi, siguió caminando y la vi parada en una vitrina de carne, pensando en comprarlo o no. La saludé, - le dije,  pensaba que estabas es tu país. Antes de que me respondiera me preguntó, si lo que tenía en la mano envasado, era pollo. Le contesté- si lo es. Ella es musulmana por eso no puede comer carne de cerdo.

Había estado en Madrid en la Embajada de Senegal en España, para solicitar el pasaporte, era una buena noticia y volvía a vivir en el mismo lugar, el cajero. Me alegré realmente de verla y de sus progresos. Nos despedimos. Antes este era mi banco, pero me invitaron a marcharme por las altas comisiones que me cobrarían a partir del 16 de junio, si no cumplía una serie de condiciones monetarias. Tan tranquila cerré mi cuenta y me fui. Y dejé de pasar por el banco dónde ella vivía, durante días, incluso semanas. Volví un día y hacía frio, estaba tumbada en su colchón con una manta pequeña y noté que tenía frío pues no le llegaba a todo el cuerpo, me agaché y le subí un poco la manta hasta el cuello.

Durante la noche se me ocurrió una idea, me quedaba una saco de dormir del camping, lo usábamos  cuando mis hijos eran pequeños y yo que lo guardo todo. Al día siguiente, lo envolví bien en una bolsa de plástico y se lo llevé a ella. Se quedó sorprendida, le dije que era para meterse en él y no pasaría frío, a lo que contestó, gracias, pero no me traigas más cosas porque no me cabe y pronto regresaré a Madrid.

¿Para qué?- pregunté, para el pasaporte, normalmente se ha de ir dos veces, dependiendo de su situación. Cuando salía con el amor de mi vida, entonces, fuimos a la embajada de Senegal y con un solo viaje tuvo bastante. Imagino que existen diferentes casos. Han pasado los días y su casa temporal, por llamarla de alguna manera, fui a verla y estaba otra vez vacía, hoy mismo día 6 de noviembre, Estará en Madrid, debo suponer, ya que dijo que tenía que regresar de nuevo. Pero hasta que no sepa con certeza que marchará a Senegal, no estaré tranquila. Como ser humano siento empatía con ella, nadie debería malvivir en la calle y ella lleva ya, casi dos años, es para volverse loca/o. La soledad, el desarraigo y todas las penurias, estas situaciones cada vez están más presentes en nuestras calles, también hay muchos jóvenes. Las grandes ciudades, donde a casi nadie le importa que haya personas como ellos, que vivan en la indigencia. Y los poderes públicos no atajan estas situaciones. Espero que regrese a Barcelona, pero si tiene el pasaporte y desde Madrid se va a su tierra, estaría muy feliz por ella. Espero cualquier situación.



Manuela García 06/11/2021

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