Trozos de vida XVIII


A partir de ese día ya comenzamos a salir los cuatro los fines de semana. A Eduardo no le hizo mucha gracia que me decantara por Roberto, pero elegí yo. Después de fijarme en él de otra manera, me comenzó a gustar. La verdad es que las parejas estaban invertidas, a Rosa le gustaba Roberto y yo a los dos. Mi amiga y yo lo hablamos, decidimos que si a mi me gustaba él y era mutuo, pues adelante. Ella lo intentaría con Eduardo, a ver que salía de todo este embrollo. Seguimos saliendo los cuatro juntos pero a Rosa no le gustaba Eduardo, me lo confesó abiertamente. ¿qué hacer ahora?


Por mi parte, comencé a sentir cosas muy especiales por él, un día que bajaba yo por la carretera me estaba esperando en la puerta del bar, se hizo el encontradizo, él vivía por mi zona, algo más alejado. Y me preguntó que si quería salir con él, pero que en un mes se marchaba a las Islas Baleares a trabajar, deseaba saber si le esperaría. Me quedé de piedra y le dije que me lo tenia que pensar, él se quedó un poco sorprendido. Cuando le dejé atrás llamé a Rosa, explicándole lo sucedido y me dice ¿por qué lo tienes que pensar, si te gusta? Era verdad pero es que estaba muerta de miedo.



Continuará...


Manuela García Cano 31/07/2019


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