Trozos de Vida XVII

Hablamos de la librería ¿qué paso?, que de vez en cuando venían al Aguabrava y nos preguntaron si salíamos con alguien, muy directos, a lo cual contestamos que eramos libres como los pájaros. Y propusieron que si el siguiente fin de semana podíamos y queríamos quedar con ellos para tomar un café. Todo iba super rápido. Rosa y yo intentábamos mirarnos de reojillo para dar la contestación correcta, que fue que sí; total por tomar un café no se pierde nada, sobre todo conocerlos un poco pues tenían una pinta de macarras finos. Pero antes de juzgarlos, pasar unas horas juntos, ahí se ve si te interesa o no, o simplemente amigos. Nos despedimos pero esta vez no dejé que Eduardo me alzase y abrazase como al principio. A si que dos besos y hasta el viernes. Nosotras seguimos a lo nuestro.


La semana pasó rápido con los quehaceres diarios y por fin llegó el viernes. Yo la verdad estaba un poco nerviosa, Rosa no tanto, ella era más tranquila en estas cosas. Nos encontramos a la diez y ocho horas debajo del reloj de la Plaza Mayor, ya era famoso el sitio por ello y por lo bonita que es, además seguro que no te pierdes. Llegamos casi al mismo tiempo, nos saludamos, hablamos para saber donde podíamos ir. Fuimos a pasear y después a tomar algo a un pub. Estábamos a gusto juntos. En ese tiempo me dí cuenta de que les gustaba a ambos .Aunque Eduardo no me hacía gracia, era un poco violento y bebía en exceso, sin embargo Roberto comenzó a cortejarme, a ser amable conmigo, atento, cariñoso y me fijé en él, ya que por su apariencia no era un hombre del que dijeras !vaya bombón¡ pero estaba  por mi. Yo estaba necesitada de cariño y volví los ojos hacia él.





Continuará...



Manuela García  31/07/2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario