Después de consumir las bebidas y el tiempo, decidieron regresar dando otro paseo. Le preguntó Lucia si había venido antes a este lugar, a lo que contestó que sí, aunque esa parte no. Allí pudo ver a sus paisanos vendiendo en el suelo con una manta, gafas, bolsos, recuerdos de Barcelona, camisetas, botas deportivas.. de forma ilegal, claro ¿pero qué podían hacer para ganar dinero y poder tener un sustento? Había muchos a Lucia le daba pena, seguro no tenían papeles. Y la cara de Ousmane lo decía todo. Estar fuera de su país, sin familia buscando un destino mejor, trabajo, una casa donde donde vivir, pero lo más importante eran los papeles, sin ellos no podían hacer nada más que vivir a medias, escondiéndose. Comentaba Ousmane que la leyes de extranjería eran muy duras con los inmigrantes procedentes de África y como imposibles de cumplir. Si no tenían papeles, nadie les daba trabajo y si se lo dan es en negro y la cadena nunca se rompe. Lucia le explicó que ella conoció a un chico de Sant Louis, que vivía en Poblenou que tuvo la suerte de que un hombre con un pequeño negocio le hiciera una contrato y él pagaba la parte de la Seguridad Social, pero esos ángeles ¿dónde estaban?.. Siguieron hablando por el camino hasta un punto donde les venía a ambos bien quedarse para llegar a sus casas, Ousmane le dijo a Lucia que había pasado una tarde muy agradable en su compañía, ella dijo lo mismo y que si quería la volvería a llamar para verse y compartir de nuevo el tiempo juntos. Por supuesto, le dijo sí. Y se despidieron.
Continuará....
Manuela García 18/02/2020
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