Con Rebeca su amiga del alma, esa que siempre está. Habían pasado ambas por asuntos personales e e ido a pequeños negocios dónde actuaban músicos, canta autores y visto arte de todo tipo, mientras se tomaban unas cervezas. Ese mundillo cultural le gustaba a Lucia y a Rebeca que nunca había estado en estos lugares, los descubrió, aunque ella era muy selectiva. Su amistad se remontaba al menos a seis años. Con solo una frase vamos a quedar un día ya, prefijado, porque si no no quedábamos juntas nunca y propuso los viernes. Bendita la hora que dijo aquello. Lucía desde que estaba viviendo en Barcelona y llevaba muchos años, había tenido una amiga, pero el destino en forma de enfermedad, se llevó la amistad.Se dejaron de llamar, enviar mensajes, ir a comer... y con el paso del tiempo ella desapareció virtualmente aunque su compañero de vida León, seguía en contacto telefónico o algún café juntos. Sabía más o menos como le iban las cosas de su salud. Luego se quedó sola, ella vivía con su pareja pero casi no se veían y menos podía hablar con ella de asuntos de interés.Se encontraba más sola que nunca estando acompañada, pero un día comprendió que si él no la acompañaba a sus salidas, lo haría ella sola, quería vivir, aunque todo lo que pudiera hacer era leer y tomarse algo en una terraza, ir a la playa sola, poco más y desde que llegó a su vida Rebeca ahora tenían los viernes a última hora de la tarde para hablar, confidencias, reir y así descubrió a la amiga verdadera. Su mundo cambió, tenía mucho guardado dentro y compartirlo era un descanso para la mente que no la dejaba tranquila y serenidad pues Rebeca le quitaba importancia a las cosas que no la tenían al igual que le decía lo que pensaba, porque veía que le hacía daño. Estaría siempre agradecida de su amistad y compañía.
Continuará...
Manuela García 04/03/2020
Foto: fuente internet
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