Caminaron despacio hacía una de las muchas terrazas que había por la zona eligieron una, mejor fuera, hacia buena temperatura. Lucía había notado que Ousmnae casi no habló en el trayecto, cosa que le díó pie para comenzar una conversación. Lucia -le preguntó- ¿que te pasa? te noto callado y muy serio, él la miraba de hito en hito. Se miraban a los ojos, que nunca mienten. Comenzó hasta cortar ese silencio que nada bueno presagiaba. Le habló diciéndole que estaba harto y cansado, hacía meses que no trabajaba, a veces le salían algún trabajo esporádico de albañilería que le daba con lo ganado para un par de días y ¿el resto?. No tenía tranquilidad. Necesitaba un trabajo de verdad, con contrato, de lo que fuera y saber que ya el camino empezaba a ser real. Un número, solo era un número y sin él no era nada a los ojos de la burocracia y las leyes altamente restrictivas para este colectivo de inmigrantes. Él solía tener amigos de su país, para no perder sus raíces y sentir a la familia. Los lazos de amistades eran muy importantes para no perder su identidad.
Continuará...
Manuela García 12/03/2020
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