Fotografías: Manuela García/ Graffitiartist callejero
Lo que más me
ha sorprendido
al atravesar
mi puerta de cristal,
es ver a
gente que va a comprar
o simplemente
a caminar tapados
con máscaras
y guantes de látex.
Bragas de
cuello a la altura de boca-nariz,
pañuelos que
tapan los mismos orificios
en señoras,
señoritas, que no tienen
ni lo uno, ni
los otros
El día es
bonito y yo me dedico a observar
tengo que
salir a caminar mañana y tarde
por consejo
estricto médico, no me lo voy a saltar.
¿A quién hago
caso? A mí !!por supuesto!!
Muchos
comercios están cerrados
a cal y
canto. Otros, como las panaderías
abiertos,
persianas a media asta.
Puedo
apreciar que las sillas están
encima de la
mesa, como si no funcionasen.
Hasta el
fumadero de María, legal, claro está,
ha cerrado,
lo bueno que he podido ver su persiana
ya sabéis que
las fotos me encantan, es un oso
de peluche
rodeado de una nube blanca de algodón.
Transportes
públicos a medio gas, para entrar
al autobús,
puerta de salida. El metro ayer 14 de marzo
anuncia que
el horario ha cambiado, finaliza a las 00:00 horas.
Todo se ha
dado la vuelta, camino despacio
y me impregno
del silencio de la noche.
Carteles de
cerrado por miedo, hay quien no se esconde,
otros por
consejo y prevención marcadas por la Generalitat
y por los
demás, incluidos ellos mismos.
Nada ha
resistido al embate de la ola, de este virus asesino.
Las farmacias
dispensan, por un agujero, los medicamentos
hablando a
través del cristal, como en las cárceles. Si te quejas,
también es
duro para ellos. Y este solo es el segundo día.
El agua
embotellada y el papel higiénico han sido arrasados.
No sé dónde
estoy regresando, parece una época, ya pasada.
Manuela García 15/03/2020
Vivencias ante el confinamiento de Covid19
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