Fotografía: Fuente Internet
Las oficinas formaban parte de un elegante edificio, en balcones y galerías había enredaderas que le conferían un aire fresco. Era en el tercer piso, llamó desde el interfono.
- Sí- contestó una voz al otro lado.
- ¿Sr. Bellami? ¿Sí? - soy Rita, la diseñadora de joyas.
- ¡Ah sí! por favor tenga la amabilidad de subir a mi oficina.
-Cargados con las maletas, cogieron el ascensor- Al llegar, el Sr. Bellami la estaba esperando. Le alargó la mano a modo de saludo, que ella correspondió. Le presento a un amigo , Jhon, espero que no le moleste me acompañe-
- El Sr Bellami sonrió, en absoluto y le tendíó la mano, que Jhon, estrechó.
- Adelante, les hizo pasar. Pueden dejar sus maletas en el recibidor.- Gracias- dijo Rita.
- Llevó consigo el maletín donde guardaba el muestrario de sus joyas de diseño. Llámeme Ernest, les acompaño hasta mi despacho. Tomen asiento, por favor.
-¿Qué tal su viaje Rita?.
- Bien, aunque desafortunadamente alguien me robó el bolso con el móvil y el dinero, pero gracias a la ayuda de Jhon he podido llegar hasta aquí. Bien ¿qué tiene para mí?-dijo-.
-Rita, colocó su maletín encima del escritorio y lo abrió. Además de un muestrario diseñado de joyas, broches, pendientes colgantes, alfileres, de colores llamativos y diferentes tamaños, tenía un book con todas las ideas que habían pasado por su cabeza, a la espera de que alguien le interesaran lo suficiente como para hacerle un pedido.
- El Sr. Bellami se mostró muy interesado en sus diseños, le parecieron frescos, originales y sobre todo muy vendibles Hizo un pedido considerable y Rita, lo sintió como el comienzo de una fructífera relación comercial. Acordaron que una vez recibido el género, la tendría al tanto de las ventas, así como dependiendo del resultado, podría recomendarle nuevos clientes.
- Agradecida, Rita y Jhon se despidieron.
Manuela García 07/05/2020
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