Lidia estaba un poco nerviosa con la cita de Josua. Pensaba en él, en casa, en el trabajo, cuando quedaba con su amiga, se iba a dormir y aún faltaba una semana para dicho acontecimiento, que es lo que parecía. Parece mentira lo que hace la ilusión, soñar. Y la vida había sido generosa con ella, había más personas a quien conocer, no era solo el primero que te pusiera los ojos tiernos. Fueron pasando los días, todo estaba más cercano, cuando me entero que Roberto ya ha regresado a casa y no me había ni avisado. Me sentó como un tiro, ahora que había quedado con otro persona. Resulta que, después, de volvernos a ver me había enviado una gardenía como antesala a su llegada pero fue él quien llego primero, que romántico, os puede parecer, pero a mi me fastidió bastante pues ya no podía ir a la cita con Josua. Cuando llegó lo encontré con la piel muy morena, había aprovechado el tiempo. Y el tiempo había hecho mella en nuestra relación, si ya lo dije muchas veces las personas han de estar juntas, si no al traste van la mayoría de ellas. Se díó cuenta de mi frialdad, yo no era la misma que volvió de allí, fueron 160 días sin él, su compañía, sus pequeñas conversaciones, sus caricias, abrazos, hacer el amor. Compartir. Esa nube amorosa se había disipado, casi no quedaba nada. Si que le dije que había quedado con Josua, un amigo, pero claro no me iba a ir con él y dejar a Roberto solo, recién llegado y tuve que poner una excusa. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. No era tonto, a si que decidíó ponerse manos a la obra y recuperar el tiempo perdido, aunque lo cierto es que nunca se recupera. Se le llama pasado.
Continuará...
Foto Gardenia: Fuente Internet
03/11/2020
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