Trozos de Vida Continuación nº LXX

Ahora se habían cambiado las tornas. Yo trabajaba y Roberto no. Su rutina levantarse tarde, ayudaba a su madre, compra o quehaceres de casa y después de comer se iba al bar que estaba en la carretera  a jugar a las cartas o al dominó con los amigos. A mi esa clase de vida no me gustaba, no hacía nada provechoso solo esperar a que le volvieran a llamar para la siguiente temporada y cobrar el paro. Su vida parecía de abuelo. A mi los bares nunca me habían gustado y el día era muy largo, tanto bar no era bueno. Esperaba que saliera yo de trabajar, mi casa se encontraba de camino y le veía esperándome a la puerta para hablar conmigo y quedar por la tarde. Fueron pasando los días, él no veía ningún avance conmigo, realmente no me sentía a gusto con él y comenzó a se más cariñoso conmigo, parecía que tenía más conversación, desde luego cuatro meses sin vernos, da para hablar y anécdotas. Día a día de estar juntos parece que surtió efecto, ya no estaba tan tensa, ´hacíamos algo más que tomar algo. Ibamos al cine, a bailar, tendríais que verlo solo movía la cintura, ni siquiera los pies, pero tenia su gracia y los bailes agarrados mal, no me sabía llevar que era lo que yo necesitaba, para fluir. He de decir que se esforzaba por recuperar el tiempo perdido, aunque nunca se recupera, pero se pueden volver a conseguir mirarle con otros ojos.



Continuará...

Fotografía: Fuente Internet


12/11/2020

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