Pobreza: Malvivir debajo de un cajero


Cajero exterior BBVA. Foto Manuela García

Encuentro hoy día diecisiete de mayo, un gran vacío de espacio en el banco BBVA. La veía todos los días al lado del cajero exterior, esa era su casa, su colchón, sus mantas para el frío y objetos necesarios para, no se puede decir vivir, sino malvivir. Hacía ya más de una año, viviendo en esta condiciones a la intemperie, una mujer senegalesa, con la cual empaticé  y algunas veces hablábamos aunque no mucho, por el idioma. La caridad su medio de subsistir. Allí día tras día y tanto tiempo en la calle pasa factura, Yo que la veía a menudo, desde el principio, pues era mi banco, tuve la oportunidad de conocerla a los pocos días de llegar, ha pasado la pandemía en la calle, frío, humedad, malas personas, como ella decía, por la noche. Tanto tiempo en la calle pasa factura la soledad, el desarraigo, las penurias, sus ojos se le salían de las órbitas, señal de depresíón y su vida sedentaria le había hecho ganar peso. 

Esperaba- que su familia le compraría el billete para regresar a Senegal ¿pero cuándo? Precisamente en su tierra la pobreza es el pan de cada día. Pero pasaban los días, todo seguía igual. La saludaba cada vez. A ella en pleno verano la he visto asearse y lavar su ropa muy cerca entre los jardines y bancos del Paseo San Juan sentada en un banco y colgaba su ropa lavada encima de los arbustos para su secado natural.

Su soledad, me dolía, no digamos ya su forma de sobrevivir. Pero no quería ir a las Hermanitas de los Pobres, muy cerca de allí, aunque dijo que una vez que pidió día y luego no fue. Ni llamar a la policía y buscarle un albergue, un lugar dónde comer, pero ella no quería. Nunca vi una mujer aguantar tanto.

En estos momentos, mi preocupación es ¿Dónde está? de la noche del domingo día 15/05/2021 a la madrugada del día 16/05/2021 desapareció todo rastro de ella, no sé si la desalojaron, no sé si finalmente el dinero llegó, no sé nada, no sé dónde está. Eso me crea mucha incertidumbre, no quisiera saber que algo le pasó.

Durante mucho tiempo formó parte del paisaje de la calle, hay muchos más, la mayoría hombres, en esta gran ciudad siento decir falta humanidad. Le pregunto a un trabajador del banco, si sabe algo de ella, me dice que no, él no sabe nada, el último día antes de cerrar el banco, ella estaba allí. Y el lunes cuando volvió, ya no la encontró.

Pº San Juan. Fotografía: Manuela García Cano




Manuela  García 19/05/2021

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