LIBRO EL PRINCIPITO. Fotografía. Manuela García
Es martes, once de mayo, mi paseo al atardecer comienza, todavía hay luz. Pienso en ir caminando entre las calles a la altura de la calle Trafalgar. Doy mis pasos llevada por las hermosas persianas que encuentro para fotografiar. Camino, camino, que bellezas, hoy solo por eso es especial. Cuando me doy cuenta estoy delante del Palau de la Música Catalana. Expreso en voz alta- qué lejos llegué. Una librería, se llama Librería del Palau, se la ve antigua, llena de tesoros. Hay fuera una mesa con libros y en ella encuentro para mi sorpresa, El Principito, me llama la atención, aunque antes pido permiso para hacer una fotografía, al caballero que atiende. Me dice sí, una máquina antigua de escribir con una hermosa flor amarilla, sirve de adorno y llamar la atención.
Me intereso por el libro, su coste, es bilingüe francés-español. Me pregunta ¿no lo has leído? Y digo que no, queda sorprendido. A lo cual respondo que ese libro es para mí, eso pasa con los libros, así lo siento. Por supuesto me lo llevo.
Entramos
en conversación se llama Jêrôme, es delicado, cercano e intuyo sentimental.
Suena en su librería Van Morrison, me coge las manos y comenzamos a bailar, por
un momento cierro los ojos me gustaría seguir así mucho más. Le sigue Ketama,
que me encanta. Un regalo ha sido encontrarlo y al libro El Principito también.
Me invita a jugar a un juego, meter la mano en una vasija y coger algo, él hace o propio. Es una pequeña cartulina de color donde está escrita una sola palabra, la mía es Amor y la suya Humildad. Lo tienes o te falta, eso lo sabe cada cual.
Seguimos
con otro pequeño libro, pero grueso. Se ha de abrir con un curioso puntero de
páginas, lo introduces por cualquier página y lee lo que está escrito en dos pirámides,
una de ellas invertidas, después hago lo mismo y donde quede el punto, el texto
de ha de leer, se emociona, como me pasó a mi antes. La Misericordia resume las palabras.
Mientras
tanto la gente se para en el lugar, es como un imán, al igual que Jêrôme,
vestido de americana azul, moderna, con su toque personal, con adornos curiosos.
No quisiera que acabara esto, he tropezado con alguien muy especial. Le doy las
gracias y me llevo a El Principito,
recuerdo de esta mini historia real. Sé que le volveré a ver. La vida es un
misterio que hay que desentrañar.
Se lo dedico a Jêrôme
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