Trozos de vida IX

Yo tenía casi dieciseis años al poco tiempo de terminar en la tienda y me llamaron de la oficina de empleo para trabajar de aprendiza en una fábrica de bolsos. Allí estuve dos años y medio. Tampoco tuve suerte con mi oficiala, la cual durante el tiempo que me enseñaba el oficio no dejó de gritarme constantemente y decirme lo mal y lenta que hacía mi tarea, hasta que por si misma decidió que yo no servía para ese trabajo. Habló con el encargado sobre ello y él en lugar de despedirme tal y como ella esperaba, me cambió de oficiala, dado que durante ese tiempo él me había estado observando y había visto que si que valía para él.


Los gritos no sirven de nada, solo para ponerte nerviosa y hacerlo todo mal. El cambio fue muy positivo, esta oficiala no gritaba, daba confianza y eso se notaba en las tareas que se terminaban rápido y bien. Alli estuve los dos años de aprendizaje hasta que decidieron que estaba en condiciones de ser yo la oficiala, pero no me dejaron sola para organizarme, me pusieron al cargo de una aprendiza, a la cual traté como me trataron a mi, ya sé que no es excusa, y dado que no cumplíamos los tiempos asignados a cada tarea, pasados los seis meses de contrato fui despedida.



Continuará....



,Manuela García 17/06/2019

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