Entre medias de este tiempo tuvieron lugar dos acontecimientos que cambiaron mi vida. Un nuevo infierno se abatía sobre mi, sin empleo y en casa con mi madre era lo peor que me podía pasar. La noticia cayó como una bomba en casa, vinieron las preguntas de rigor ¿porqué? ¿qué motivo han alegado? Me inventé uno por no decir la verdad, por miedo a que me juzgaran mal de nuevo y me sermonearan. Yo que pasaba todo el día fuera de ella, ahora de momento me veía obligada a permanecer en casa mientras encontraba trabajo, pedí el desempleo y durante unos meses estuve allí aguantando broncas, voces, mal humor y continuaba sin encontrar empleo, ya no aguantaba más esa situación, lo estaba pasando fatal.
Cuando una conocida me comentó que su amiga dejaba un trabajo de labores caseras, estaba en casa con cinco estudiantes, todos hermanos, para hacerles la comida y las labores domésticas, Ya no me importaba el tipo de trabajo solo quería huir de casa y hacer algo útil, a si que cuando hablé con la madre comencé a trabajar allí por las mañanas y me quedaba a comer. Mi madre se ofendió porque estaba limpiando a gente extraña cuando a mi no me hacía falta puesto que a mis padres por aquel entonces tenían una economía saneada y además !que no la limpiara a ella¡. Yo solo quería salir de aquel infierno. Como tenía las tardes libres, logré ocuparlas aprendiendo en las monjas del barrio mecanografía y corte y confección. Mi vida laboral se había restaurado.
Continurá...
Manuela García 19/06/2019
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