Cada día
salíamos juntos para recuperar el tiempo perdido, su primer beso se hizo
esperar, era un poco vergonzoso y yo le daba mucho respeto y no se atrevía a
besarme. Cada día llegábamos al portal de mi casa, nos mirábamos a los ojos yo
esperaba que él diera el primer paso y no lo hacia. No quería ser yo la primera
podía pensar que era una lanzada, vaya pasábamos unos malos ratos con esto, una
tensión. Así sucedió durante varios días hasta que no pude más y le dije ¿me
vas a besar o no? y se adelantó y me besó, cuando terminó me dijo que le había
gustado, volvió a posar sus labios en los míos esta vez fue mas profundo y
largo. Se había roto la tensión ¡gracias a Dios!
En mi trabajo
con los estudiantes todo iba bien aunque llegó un día en que ya no me
necesitaban, me lo dijo la madre, también que se había encariñado conmigo, yo
era buena persona, Le agradecí sus palabras. La verdad no esperaba perder el
trabajo, pero así fue. Ahora me encontraba en la misma situación que antes, sin
ingresos y tiempo libre pero había cambiado algo que Roberto entró en mi vida.
Hablé con diferentes personas para poder encontrar trabajo de nuevo y una
amiga dejaba el suyo, era para cuidar a un matrimonio mayor en la zona
alta, eran personas adineradas. Fui con ella a hablar con los señores, pues
querían a una persona de confianza. Les gusté, mi trabajo consistía en hacerlo
todo, casa, comida y de nueve de la mañana a cinco de la tarde. Genial, tenía
tiempo hasta para ver a mi chico.
Continuará...
Manuela García Cano 03/08/2019
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