Habían pasado
cuatro meses desde que regresó de las islas y faltaban solo dos meses para que
se tuviera que marchar de nuevo a trabajar, Aprovechábamos todo el tiempo que
teníamos para estar juntos, ya había mucha más intimidad, los sentimientos eran
otros y la idea por parte de los dos de separarnos se nos hacía un mundo, yo no
creo en las relaciones a distancia, las parejas han de estar juntas, sino el
amor muere en la distancia y eran seis meses sin vernos, tocarnos, hablando de
ese tema nos poníamos tristes. Yo le quería y él a mi. ¿Qué podíamos hacer? ya
pensaríamos en algo.
El trabajo
se hizo rutinario, en casa era lo mismo de siempre, malas caras, gritos, menos
mal que casi siempre estaba fuera, allí era una persona totalmente diferente,
vaya, que no era yo. Intentaba hacerle el menos caso posible pero era difícil
no escucharla y más que no te afectara, yo era una persona muy sentida y tanto
tiempo con lo mismo hacia mella. Los padres de Roberto se enteraron que su hijo
pequeño salía con una chica y enseguida quisieron conocerme. Era muy pronto
para mí, pero él me convenció. Les extrañaba que alguien se interesara por su
hijo, ya que luego me enteré de que por lo visto, era una buena perla.
Continuará...
Manuela
García 18/08/2019
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