Ya cogimos el avión y la despedida fue emotiva, yo echaría de menos a mis hermanos. Roberto como ya estaba acostumbrado como si tal cosa, estaba contento por la novedad que iba yo. Nunca he montado en un avión y tenía un poco de miedo y nervios, aún así me tocó la ventana y desde allí se veía el ala y el cielo. El vuelo duraba menos de una hora, agarraba la mano de Roberto para que me diera más seguridad, el momento del despegue fue soprendente y aterrizar aún más. Cogimos el vuelo a las 20 horas pues era más económica y tuvimos que pasar noche en un hotel de Ibiza. Aquello era muy bonito y por la mañana lo vería aún mejor, olía a sal y a mar, que agradable.
El hostal estaba muy limpio y era para nosotros solos, ahora si que no teníamos que esperar y buscar un lugar íntimo. Fue una noche muy fogosa, hicimos el amor varias veces, me parecía irreal lo que estaba viviendo .Sin tabús, sin prisas, observando nuestros cuerpos sin prisa, explorando y aprendiendo. Dormimos muy relajados y enseguida pasó la noche, era de día y había que desayunar e ir a coger el ferry para llegar a Formentera tardaba una hora y siempre iba lleno, no tenía mucha estabilidad y solo esperábamos no tener mar picada, pues yo me mareaba.
Continuará.....
Manuela García 16/09/2019
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