Trozos de Vida XXXII

Llegamos a la isla, qué aguas más cristalinas, arena blanca y el mar qué transparente, se veían los peces. Lo primero que hicimos fue recoger nuestro equipaje, yo estaba mareada y nos fuimos a una cafetería a tomar un poleo menta, lo único que me calmaba el estómago y Roberto estaba como si tal cosa, no se mareaba nunca en los barcos. Que suerte, ¡el jodio!. Una vez hecho el impás teníamos que ir a los apartamentos designados en San Fernando dejar el equipaje y presentarse en el hotel. Cogimos un autobús pues estaba un poco alejado de nuestro alojamiento, era un hotel de cinco estrellas en primera línea de mar y aquella zona era un poco rocosa. Llegamos me presento a Mauricio, se alegró de ver de nuevo a Roberto, dijo que era muy guapa y le guiñó un ojo. Le acompañamos a recepción dónde le entregó el planning de trabajo de todo el mes. Allí mismo coincidió con otros amigos con los que había trabajado antes, se saludaron y nosotros nos marchamos a conocer nuestra casa y desahacer las maletas. ¿Cómo sería?











Continuará...






Manuela García 19/09/2019




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