Trozos de Vida XXXVII

Me pasé la mañana de un comercio a otro, en ninguno de ellos necesitaban más trabajadores de momento, dejé los C. Vitae, nunca se sabe por dónde vendrán las cosas buenas. Por curiosidad entré en la Parroquia de Sant Ferran de Ses Roques, me ha gustado siempre visitar los monumentos de las ciudades nuevas y las iglesias, a veces no todas; pero me gusta la tranquilidad y el silencio que encuentras en ellas, así como los olores peculiares y por su puesto la belleza de su ornamentación. Era de las que iba a misa cuando era pequeña, era obligatorio. Toda la familia nos vestíamos  con nuestras mejores prendas y los zapatos nuevos que solo usábamos el domingo para la misa y por supuesto siempre estaban nuevos.



En nuestra casa como en muchas otras poco se gastaba en ropa, lo primero era comer y la ropa del mayor pasaba al menor y así sucesivamente, tanto daba que el el anterior fuera dos años más grande , su ropa te quedara colgando o no te gustara, eso era lo que había entonces, así que a callar, si no ya sabíamos por sus caras que nos caería un tortazo que te dejaba el carrillo colorao. La parroquia era sencilla y pequeña como un refugio, rezé y salí al sol del mediodía, la mañana pasó volando. Marché a casa, contenta con el trabajo hecho y a preparar la comida que Roberto llegaría en breve y me contaría como había ido el primer día. 




Continuará...


Manuela García  23/10/19



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