Trozos de Vida XLIV

Corrí lo más deprisa posible a los apartamentos, haciendo caso omiso a las llamadas de Roberto, era de noche. Escuché a Roberto levantarse por el ruido de la silla, seguía gritando mi nombre. Me alcanzó y preguntó qué pasa, si solo han sido unas caladas, que era peor fumar tabaco, la excusa de siempre. Le dije que me daban miedo todo tipo de drogas, de echo yo ni fumaba tabaco. Y no iba a salir con alguien que fumaba drogas. Le pareció mal que le dejase en evidencia delante de sus amigos, soy una persona impulsiva, lo podíamos hablar en nuestra privacidad. Le dí un ultimátum o dejaba los porros o no saldría más con él. Así que piénsalo muy bien - le dije - porque iba muy en serio.

 

Le comenté que iba al apartamento y él prefirió quedarse con sus amigos, Muy bien, ya estábamos en guerra. Pensé que mejor así, pues todo estaba muy caliente y mejor hablarlo por la mañana con calma. Me acosté y cuando vino mucho más tarde me hice la dormida. Lo cierto es que poco dormí dándole vueltas al tema. Empezaba a conocer su patrón de vida en las islas. Había quedado claro que él esto lo hacía con regularidad y sus excusas sonaban a lo de siempre, como si yo fuera una ignorante.




Continuará....



Manuela García 18/11/2019

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