Trozos de Vida L

Estos dos días pasaron muy lentos para mí, procuraba no caminar mucho pero me aburría y el tiempo iba en mi contra. Roberto seguía trabajando. me animaba, pero soy de las personas que le dá muchas vueltas a las cosas. De entrada el dinero se agotaba, no encontraba trabajo y ahora esto. Fuimos al consultorio médico, me quitaron el vendaje y estaba más o menos, me dijo la enfermera que tendría que estar la piel al aire para que cicatrizase antes aunque tendría que tener cuidado de que no se me infectara. Eso sí por la noche había que vendar por el roce con las sábanas. Qué siguiera dándome la pomada, caminar poco y nos dío cita para tres días más tarde. Nuestros amigos Rocío y Néstor trataban de cuidarme y si tenía que comprar se ofrecían ellos así como animarme, -que ya verás que pronto estará curado-. Estaba de mal humor ¿porqué me pasaba esto ahora?,no había respuesta a mi pregunta, las cosas de la vida.



Pasaron los tres días, a mí me dolía igual, se había hecho una costra pero ésta supuraba por las grietas, fuimos al centro médico de nuevo. No les gustó nada lo que vieron. Me indicarón que se había infectado, seguramente por la arena. Allí para caminar támbien había calles sin asfaltar e incluso podía ser la arena de la playa por muy tapada que fuera. Me tuvierón que arrancar la costra de nuevo, sangraba, la limpiaron bien, me pusieron los medicamentos apropiados y me la vendaron de nuevo. Esta vez me aconsejaron que ni playa y caminar aún menos, ya que justo estaba en el juego del pie y al moverlo se abría y la humedad de la zona era otro handicap para la herida.  Las quemaduras de tercer grado no se curan fácilmente. Tenía que regresar al centro médico dentro de tres días. Me sentía fustrada, casi no podía hacer nada. Lo que llega a ser no poder mover un pie. Ni buscar trabajo. Antes me había recorrido todos los pueblos de la zona dónde residía, San Francisco Javier, San Ferran de Ses Roques, El Pilar de la Mola, Es Caló de Sant Agustí, La Savina y Es Pujols, sin resultados. Ahora aunque quisiera hacer una segunda ronda de visitas, no era posible por la herida. Mal que me pesara mi cabeza comenzó a pensar en volver a casa, a mi tierra. No quería ser una carga para Roberto ni gastar su dinero en mí, pues después de quitar los gastos, el resto se lo tenía que entregar a sus padres.


Continuará...



Manuela García 13/12/2019

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