Trozos de Vida XLIX

Nos levantamos del suelo como pudimos, me quejaba del pie que me dolía mucho, además había sangre, Roberto estaba bien, conmocionado al igual que yo y cogió la moto que estaba volacada la enderezó y sacó del parterre. Me senté en una piedra alta y alli vi, que me había quemado con el cemento y tenía  una fea herida en el empeine. Por lo demás el susto y los nervios. La moto funcionaba bien, así lo primero que hicimos fue ir a un centro de salud de la Seguridad Social para que me vieran la herida. Allí no había hospitales había uno en Ibiza era "Can Misses". Podía caminar. Montamos en la moto, esta vez me llevó Roberto y fuimos al centro de salud más cercano para que me mirasen. Me atendierón rápido, contamos lo sucedido, despues de curarme la enfermera dijo que era una quemadura de tercer grado, profunda, además de estar en un mal sitio, ya que era el juego del pie. La lavaron, desinfectarón, pomada para quemaduras, vendaje, procurar caminar lo menos posible y volver en dos días para ver la evolución.


Vaya desastre, de momento no podía ir con la moto. Le cogí un poco de miedo y así como estaba mejor no tentar a la suerte. En un momento  todo pasó a ser una incognita, básicamente por las repercuisones físicas y este golpe inesperado lo hacía para peor. Tenía como agujetas y cuando llegamos a casa me lavé un poco y le dije a Roberto que me iba a descansar. Él estaba disgustado por mi, me dío un beso para tranquilizarme. Lo cierto es que este accidente lo cambió todo hasta el punto de no retorno.




Continuará...





Manuela García 11/12/2019

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