Trozos de Vida XLVI

Se quedó atónito, realmente no se lo había tomado en serio. No me conocía tampoco, yo no iba a ceder ni un ápice, no en ese terreno escabroso. Siempre les había tenido miedo a las drogas, incluso la marihuana que a veces sirve para fines terapéuticos. Eso no lo quería en mi vida. Recuerdo que mi hermano Alfredo que sí fumaba, un día en casa, en su habitación me propuso darle unas caladas, mis padres en ese momento no estaban e incluso ignoraban que lo hacía. Lo hice fumar unas caladas, primero no sabía fumar y el humo se me fue por mal sitio, comencé a toser, se me revolvió el estómago y la cabeza no estaba en su sitio. Pasé un mal rato, le pregunté ¿cómo puede gustarte esto?.


Él dijo que no pasaba nada, que era como fumar, pero más sano y era cuestión de acostumbrarse pero luego se convierte en una adicción, te relaja y sienta bien, además de evadirte. Yo lo sabía porqué lo hacía mi hermano, nuestro padre no le respetaba y le trataba mal, el daño que pueden hacer las palabras y algunos hechos, además trabajaban juntos.Yo sabía que jamás fumaría por decisión propia y por salud. Bueno - le dije- ¿qué has decidido después de escucharte esta mini charla  y la noche por medio? .Me aseguró que me quería a mí y no deseaba perderme, yo era muy importante para él y me quería, Convino que no fumaría más porros, que también se había dado cuenta que no era sano. Respiré tranquila, le dí las gracias, aunque se lo hice prometer. A lo que dijo que sí. Bueno escuché lo que quería oir de él, pero si quisiera fumar lo haría dónde no le viera, quise creer en su palabra. Y esa noche dormí más tranquila.



Continuará....






Manuela García 29/11/2019





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