Estuvo
en dos proyectos diferentes, el primero en comercios y el segundo en
ciudadanía, o sea, la calle. Este cambio tan poco afortunado por
parte de la empresa, que la estaba haciendo un favor por no dejarla
sin trabajo, sentó como un jarro de agua fría, si tenía trabajo,
un año por delante, aunque no era lo mismo uno que otro. Fue como si
la rebajaran de categoría. La excusa de la empresa que trabajaba muy
bien y no querían perderla, Claro Lucia no podía permitirse no
tener trabajo, gran parte de su vida había sido administrativa-
recepcionista, pero se vió abocada a aceptarlo ya que se hallaba
tramitando el divorcio, tenia hijos. Mientras tramitaba la extinción
del amor, conoció a Ousmane, hombre fuerte, amable, que la hacía
sentir segura y con él podía hablar de todo, esta era la
sensación. Lo conoció mientras en un descanso entró en una
cafeteria a pedirse un café para llevar, no se podía tomarlo allí,
tenía que ser sobre la marcha. Cuando entró, ya vió que se fijó en ella, a parte del uniforme que llevaba verde hoja, hubo algo más en
sus miradas que parecía atracción, él se acercó al mostrador a
pedir una servilleta y como quien no quiere la cosa, le dijo hola y
ella igual. Se interesó por lo que hacía. No puideron hablar mucho.
Él estaba buscando trabajo y cuando se iba a marchar -dijo- podíamos
quedar un día y tomar un café. Famoso café. Tenía Lucía sus
reservas para quedar con él, era de otro país Senegal, pero ella
era una mujer abierta, no era racista y ¿que podía pasar si
quedaban? no perdía nada. La verdad la ocasión la merecía. Le dijo
que sí y se dieron los teléfonos para poder comunicarse. Con
este pequeño gesto, no sabía que estaba a punto, de que todo cambiara en su vida.
Continuará...
Manuela
García 24/01/2020
Fuente fotografía: Internet
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