Ese
día pasó entre containers, ciudadanos, encuestas y de vez en cuando
Lucia pensaba en Ousmane, ahora a larga distancia podía discernir
con más claridad, lo cierto es que era muy atractivo. No se quería
hacer ilusiones, pero pensaba en que ojala la llamara. En otras
ocasiones cuando daba el teléfono a un desconocido al final
todo el interés se quedaba en nada. Pero ella deseaba que así
fuera, que se hiciera real esa primera llamada y por un momento su
boca se abrió con una sonrisa solo de pensarlo. Hacía jornada
partida en el trabajo. Se iba corriendo cada la mañana entraba
a las 09:00 pm tenía que coger dos medios de transporte, el metro,
el autobus y luego caminar hasta el local (punto diario de encuentro
con todos sus compañeros y coordinadora). Allí en la reuníon se
hablaba de las nuevas campañas, qué compañero iba con quién,
aunque se solia tener el mismo una semana, salvo circunstancias
inesperadas y una misma ruta hasta las 14:00 pm. Volvía a las
16:30 pm pero no al local sino a un punto de encuentro de la zona que
la tocaba. Todo el día corriendo y caminando.
Fuente: Internet
Había
bastante control por parte de la empresa, aunque no te vieran
fisicamente por la tarde, tenían una tablet donde introducían los
datos de las encuestas y al encenderlo sabían si había llegado
puntual o no, y en qué punto de la zona asignada se encontaba. Muy
rígidos a la hora de merendar algo, se tenían que ir a calles poco
transitadas para comer y que el ciudadano no te viera. Hacer tus
necesidades, en bibliotecas, centros lúdicos, casales, si había un
centro médico en la zona y en último caso a un bar, pidiendo
permiso al dueño o camarero, como vestían de verde y ponía
Ayuntamiento, la mayoría de veces los dejaban entrar sin tomar nada.
Otras len negaban el paso, si no consumían. Solían ser los bares
regentados por ciudadanos chinos y eso daba una rábia. No podían
negar a nadie, ni ellos ni ningún otro establecimiento o bar la
entrada para hacer tus necesidades, pero se pasaban esta ley por
donde querían. Tampoco se podía fumar, en eso Lucía no tenía
problema, pues no fumaba. Y al acabar la jornada a las 20:20 pm. ni
un minuto más ni menos había que coger el bus en el punto más
cercano para volver a la montaña, donde estaba ubicada la oficina,
si es que se la podía llamar de esa manera, a un cuarto metálico,
sin sillas suficientes para sentarse, el suelo servía y comentar
como había ido el día, ruegos y preguntas. Os podeis imaginar qué
ilusión.
Manuela García 27/01/2020
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