Qué pronto pasó el fin de semana y ya era lunes. Otra vez a la prisión de la reunión matutina, en la montaña con la supervisora, llegaban todos, salvo excepciones, con unas caras de sueño y hastío, creo que a la que más se le notaba era a Lucia. Cada día era un esfuerzo muy grande ir a trabajar, al principio si llegabas cinco mínutos tarde, no pasaba nada,.Pero si se repetía te ponían una carta en forma de amonestación y a la de tres amonestaciones por esa u otras causas, era motivo de despido inmediato. La rigidez de las normas a los compañeros y a Lucia les parecía que estaba hecha para niños pequeños, en momentos trataban así a los trabajadores. Todos ellos procuraban no tomárselo muy a pecho, el día era largo y cansado, había que hacerlo todo con ilusión, esa era una opción personal, así no sufrías. Después de la charla y algún cambio de pareja, hoy tenían que hacer una encuesta sobre los senglares (puercos propios de la comarca, vivían en la montaña, en Collserola).
A parte de controlar los puntos negros asignados por zona de control de residuos, tenían que hacer una encuesta al ciudadano que se prestara, sobre estos animales, donde su medio natural era la montaña pero se les había visto por la ciudad, buscando comida en Valle de Ebron, donde está el hospital del mismo nombre, siempre de noche, incluso uno pudo llegar al centro. No era muy habitual, pero bajaban a buscar comida a los contenedores pequeños, incluso con sus crías, ya que el hombre había ganado tierra a la montaña con edificaciones y ellos se veían obligados a venir a la ciudad lo más cerca posible. Llegaron a cruzar las carreteras con el peligro que eso conllevaba para los turismos en medio de la noche o día. La gente se sorprendía de las preguntas que les tenían que hacer.
Manuela García 01/03/2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario