Oveja negra. Fuente Internet
Mis hermanos se alegraron enormemente de que estuviera en casa y que el accidente no fuera grave. Se hizo una comida especial para mi regreso, la oveja negra. Sentían curiosidad mis hermanos pequeños y grandes por saber y contarles historias como si fuera una aventurera. Cierto era que que yo fui la única hasta entonces que había plantado cara a mis padres y me fui, bien sabe Dios porque tenía los medios para irme. Ellos lo veían como atrevimiento y no como una forma de ganarme la vida junto a mi novio a otra ciudad ¿qué había de malo en eso?.Lo de saltarse la autoridad de los padres, era a su parecer un pecado, no sé si mortal o no. Mentes cerradas de antaño. La letra con sangre entra. Uno de los malditos dichos que en aquella época estaba de moda o para decirte cuando te viene la menstruación, cosas como: si el cantaro va mucho a la fuente se rompe. Esta frase tan potente, para decirme que cuidado con los chicos que a partir de ahora te podías quedar embarzada. Francamente yo no entendía nada. Que pobre educación tuvieron mis padres, pues así me la trasladaron a mi. Cada día que pasaba echaba a Roberto más de menos. Pero me preocupaba lo que yo sentía. La cercanía era muy importante, conocerse, hablar, y tantas otras cosas de las que carecía, que estaba comenzando a planterarme que este tipo de relación no era a lo que yo aspiraba. Pues este trabajo ya era de mucho tiempo, unos trece años y no lo iba a dejar. En estas tenía entretenida mi cabeza, que realmente no servía para nada. Asi que decidí vivir la vida, el ahora y no preocuparme del futuro, cosa que nos hace perder el tiempo del maravilloso presente.
Continuará...
26/09/2020
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