Trozos de Vida Continuación nº LVIII

Bailando en la discoteca. Fuente Internet


Mi amiga Rosa y yo teníamos feeling, copartíamos muchos gustos y además estábamos bien juntas. Cuando ibamos a bailar, lo hacíamos a la discoteca Limón y Menta, era más moderna, diferente a la discoteca Maddona que fue la primera y frecuentamos durante dos años. Pero la vida es cambio y yo no era la misma, ésta última la frecuentaban personas de más edad, pero ya estaba bien, un hombre con algo más en la cabeza que el futbol y buscar un revolcón. No era de esas, necesitaba un vínculo con la otra persona, que me gustara mucho o lo quisiera. Pero ninguna de las dos cosas ocurrió. También cuando creces comienzan otra clase de preguntas y miedos. Por ejemplo cuando haga el amor por primera vez ¿cómo será? ¿quién sería el afortunado? Lo cierto es que era una mujer atractiva, pretendientes no me faltaban, en realidad era una romántica. Deseaba que me cortejaran y el sexo evidentemente sería después de que me conquistasen. Pero ya llegará ese hombre que sabría reconocer. 


Por lo tanto seguí con mi vida de rutina, pero contenta. Roberto ya no ocupaba todos mis pensamientos, estaba lejos y aún faltaban tres meses para su regreso. Me escribía largas cartas de amor y todas las guardaba para leerlas una y otra vez. Como seguí saliendo era evidente que antes o despues encontraría a alguien que me gustase, ahí entró en escena Dominic, era  más mayor que yo, uno cuántos años, pero era alegre, delicado con las mujeres, total que era un caballero. Recuerdo que una de las veces cundo bailábamos música lenta, antes había un impás en la discoteca, cambiaban los bailes sueltos por los agarrados, Dominic me invitó a bailar y yo le dije que no, no sabía e insistió, pero yo sí . Solo tienes que dejarte llevar, la verdad es que no hacía más que pisarle los pies y de tantas vueltas salía mareada. Si ya lo dije, pero praticando aprendi, me gustaban esos impás para estar pegada a mi bailarin ocasional, el calor, la mano en las espalda y además en este caso me pasó su lengua por el contorno de mi oreja. Yo me quedé sorprendida, no pregunté, ya que que no quería parecer una ignorante en estos juegos de coqueteo. Con Roberto la primera étapa de estar en Formentera ya nos habíamos iniciado en el placer del sexo, aunque al principio no era muy gratificante, como todo suponía era práctica y encajar.



Continuará ...


24/09/2020

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