Trozos de Vida Continuación nº LXI

Mujer huyendo en un túnel. Fuente Internet


La herida de mi pierna era más bien una quemadura que me hice al caer sobre el cemento de una isleta llena de vegetación, diseñada para regular el tráfico, era profunda de segundo grado, por eso un clima más seco, como el de mi tierra sería mejor para su curación. Como al llegar a casa ya mi madre pidió cita médica y prácticamente a estas alturas, ya se había curado, pero dejó una cicatriz en el empeine, que aún a día de hoy se nota. Pero menos mal fue allí que no se veía. Eran calurosos los días, me gustaba ir a la piscina. Allí en mi tierra eran preciosas, llenas de césped, árboles llorones que nos daban sombra y varias piscinas. Era el mejor sitio para estar fresquito, iba con mis hermanas y mis sobrinos/as. Allí podía con libertad hablar de cómo estaban las cosas por casa, Luna me comprendía perfectamente, ella estuvo allí en todos los malos y buenos momentos. Siempre me defendía y más de una vez se llevó alguna torta o tirón de pelo por sacar la cara por mí. Me decía que no hiciera caso, pero eso me resultaba tremendamente difícil. Llega un momento que de tanto repetir esas palabras que contaminan el alma y la razón, uno comienza a pensar que es cierto y barajas otras  posibilidades para poder salir de ese círculo vicioso de la baja autoestima que generaban en mi. Me estaban haciendo mucho daño. 



Continuará...


04/10/2020

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