Ropa femenina hecha con patrones. Fuente Internet
La noche fue un duerme vela, pensando en lo desgraciada que era. Ya tenía los dieciocho años, aunque carecía de un salario adecuado para poder independizarse, tenía que seguir allí, en esa casa. Porque, lo decía su padre, mientras vivas en mi casa harás lo que yo te diga. Rígido como el acero. De tanto llorar y pensar, finalmente se quedó dormida y cuando más a gusto estaba se tuvo que despertar, para ir a trabajar, menos mal, tenía la cara de un zombie. No dormir bien y llorar era mala conjugación, pero al menos podía salir de casa para hacer sus cosas, sino se muere. Mientras se vestía pensó en Roberto a la tarde lo llamaría antes de entrar en casa, lo hacía a través de una cabina telefónica que había en la placeta de su barrio, no quería que desde casa escuchasen lo que tenían que decirse, como podéís imaginar, todavía no existían los móviles o casi casi estaban los primeros, pero no a su alcance, Se ducho, desayuno y se marchó a la fábrica, sitio inhóspito
Ese sitio inhóspito donde tampoco la trataban bien era su trabajo, esta vez era la primera vez que la citaron en el INEM como antiguamente lo llamaban, para un puesto de aprendiza para hacer los patrones de los vestidos que le propusieran, por supuesto tenía una oficiala que la tenía que enseñar para aprender el oficio. Evidentemente había unos tiempos para hacer las comandas y si lo hacías en menos te gratificaban económicamente. Esta oficiala de la que ni siquiera recuerda su nombre, mejor, le hizo la vida imposible, la gritaba, igual que en casa. La menospreciaba y siempre le decía, a veces, eso sí, para que la escuchara el encargado, era un hombre que también observaba a las trabajadoras, todas mujeres.
Que era muy lenta y que no aprendería nunca el oficio y ella se callaba, como siempre, para que no la despidieran. Pero la bruja oficiala se había empeñado, mala persona, en que no valía para el puesto, Ella sufría, el tiempo que estaba fuera de casa, debería ser en calma, pero incluso la hacía llorar. En su casa maltrato, pero allí podía replicar como decía su madre, aunque después venía el bofetón, pero allí en la fábrica tenía que tragar, lo cierto es que fue una tortura. Ahora tiempo después supo que no debió permitirle esas faltas de respeto, Pero ella que sabía. Su situación era precaria y caótica.
Continuará...
16/10/2020
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