Trozos de Vida Continuación nº LXVI

Mi hermana Luna estaba muy pendiente de mí, lo sabía porque me conocía bien. Era real mi sufrimiento en toda esta historia de madre hija enfrentadas no se sabía porqué, pero comenzamos a  hacernos una idea, envidia, celos, pero ¿de mí? ¿que hice yo para que albergara dichos sentimientos? No entendía nada, ni era natural. Ella, mi madre no había tenido una infancia, adolescencia y vida de casada afortunada y con siete churumbeles que cuidar. Vivir para servir. Quería disculparla pero mi corazón tenía su propia opinión. Años de malos tratos le habían pasado factura, en forma de rencor.




Ya solo quedaba un mes para el regreso de Roberto, esperaba que con su apoyo las cosas serían  un poco más fáciles de llevar. Siguió la rutina, las llamadas, las largas cartas y luego aquí de cerca casi no hablaba. Imagino que la distancia, ahora lo sé, tienes mas necesidad de todo, palabras amorosas, afecto, letras, más  expresión, un amor no puede sobrevivir con palabras, de hecho duele tanto que se muere. La cercanía era un hecho irrefutable y necesario para que creciera el sentimiento más grande que teníamos todos los seres humanos, que es el amor,


Continuará...

Fotografía ataúd con mujer. Fuente Internet


24/10/2020


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