FERRY: ALINE SITOE DIATTA. Fotografía Manuela García
Llego a su hogar, el viaje en ferry se ha tornado eterno e intranquilo por la falta de comunicación móvil, el tiempo transcurre muy lentamente, observando a los pasajeros, el mar, su cielo y las aves que lo pueblan. Todo es una incógnita, aunque estoy tranquila, duermo de forma intermitente. La travesía es más llevadera, si vienes a Senegal todo tiene otra calma, es la llegada a puerto, por fin. Descienden la pasarela, pies en Ziguinchor, alta temperatura, una marea de trabajadores se afanan en descargar y colocar el equipaje en el suelo, en fila. Llego a la sala de espera y de repente él, Seydou me saluda. ¿Manuela?. Es como en la foto, vestido muy formal, me espera a la salida. Abren las puertas del equipaje, locura en su búsqueda, un hombre se ofrece a ayudarme, me pide el billete, raudo transita entre ellas y yo intento no perderlo, se apoderan de mí los nervios, el idioma no entiendo, me hace salir del lugar donde estaba el equipaje, conseguimos entre los dos encontrar las maletas, una pequeña personal y otra muy grande, pues aproveché para llevarles cosas, que seguro les vendrían bien. Intento hacerle entender que mi amigo me espera, más personas se acercan, es trabajo. Alguien habla un poco español me ofrece el teléfono móvil, llaman a Seydou, por fin, en poco rato aparecen Fátima, Mariama y él, que salen a mi encuentro.
Manuela García 21/04/2021
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